viernes, 5 de agosto de 2011

¿Cómo se atreve mi ex novia a casarse?

En serio, de verdad, que tenga un poco de consideración. ¿Cómo se atreve? ¿Quién le dio permiso? Seis meses después de haber terminado, ella publica en su Facebook un nuevo estatus de "comprometida". Un amigo me llama, casi de inmediato, y pone el dedo en la llaga: "Qué más Andresito... llamaba para preguntarle qué se siente que su ex novia se vaya a casar... de verdad, se lo pregunto porque yo me pegaría un tiro". 

Él no paraba de reír mientras me contaba. A falta de un arma para pegarme un tiro, quise confirmarlo yo mismo. Aunque ella y yo no somos amigos en el Facebook, pude husmear su muro y sus fotos. Ahí estaban ambos en el profile picture... tan sonrientes, tan felices, tan bellos, tan rozagantes. Parecían la pareja del año, animada por los comentarios de felicitación de sus conocidos, todos montados en el bus de los buenos deseos. Una señora puso algo así como: "Qué hombre tan inteligente... supo apreciar la gran mujer que tiene al lado". Gracias señora, yo también creo que usted es inteligente.

Son al menos cuatro etapas por las que uno atraviesa. La primera es de choque; quedé pasmado. No dura  mucho, porque de inmediato entré en la segunda etapa, en la que siento física piedra y empiezo a tener un diálogo interno de pura quinceañera: "¡Ahí está pintada ella!, si lo que quería era casarse... y la muy-muy decía en noviembre que me amaba y ahora en junio se casa con otro... fijo-fijo ya salía con él antes de terminar conmigo... mi madre sí me decía que eso no era para mí y yo no le paré bolas... ahí debe estar la ex suegra toteada de la risa, porque conociendo lo poco que me quería... ayy, Dios mío, por qué no me morí cuando chiquito... pero se dará cuenta que ninguno como yo (sí claro, cómo no)".

La etapa tres es de negación, aún en tono de quinceañera. "Es que no puede ser, ella debe estar confundida. Quién sabe con qué cuentos la embaucó el caribonito ese, asquerosamente exitoso en su profesión y enfermizo deportista. Se ve fastidiosamente carismático... Ufff, no pues, ¡Superman! Pero esos príncipes azules se convierten tarde que temprano en sapos y en ese momento ella se dará cuenta que ninguno como yo (sí, claro, cómo no). La pobre esta cometiendo un error".

Viene entonces la cuarta etapa: la de resignada aceptación. "Al cabo que ni quería. Es que en serio ella no era para mí, si hasta terminamos por mutuo acuerdo. Ella estaba en otra fase de su vida, era mayor que yo por más de dos años y ya estaba en plan de organizarse. Además, Andrés, por favor, usted estuvo tranquilo todos estos meses, porque sabía que ambos estaban mejor buscando otros caminos. Relájese y alégrese hasta por su ex suegra, que al fin va a tener el yerno que buscaba. Vea, las cosas pasan por algo; como dice su madre: no se mueve la hoja de un árbol sin la voluntad de Dios. Deséele en sus adentros felicidad con el caribonito ese, ella se lo merece... déjela ir... eh... mmm... a ver, ¿Déjela ir? ¡Se fue hace rato pendejo!, por eso es que se va a casar con otro... Superman ese...

Yo pasé por estas cuatro etapas en dos días (entiendo que a algunos les puede tomar semanas, dependiendo del contexto de cada noviazgo). Aunque, de vez en cuando, el dedo de mis amigas se posaba sobre mi llaga, para regresar por momentos a las etapas dos y tres. Ellas, conocedoras de su género y aplicando el dicho de "el ladrón juzga por su condición", empujaban duro sobre mi herida. Decían: "Obviamente ya salía con ese man, nosotras no dejamos el árbol sin haber agarrado el otro... lo que estaba buscando era marido... la que debe estar feliz es la mamá".

Amigas, amigas, tan solidarias, déjenme decirles que no todas son como ustedes. Y ahora, después de haber madurado las etapas, les pido que pasemos juntos la página, nos montemos en el bus de los buenos deseos y publiquemos en el Facebook de mi ex novia notas de felicitación y regocijo. Burlémonos de que yo soy el idiota que la dejó ir y oremos para que su príncipe azul no tenga pasado de sapo. Pidámosle a Dios, además, que él tenga mejor suerte que yo con la suegra. Te lo pedimos Señor.

A mis amigos... por favor, no nos creamos el cuento de que somos la última Coca-Cola que se encuentran nuestras novias. La competencia está muy dura y hay mucho superhéroe suelto.

A mi ex novia, un abrazo y mi sincero deseo de que seas siempre muy feliz con tu Superman, caribonito ese...

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