Antes que nada diré que soy respetuosa de las creencias espirituales de los demás.
Pero esto no me impide compartir las mías, y déjenme aclararles, sin ánimo de incurrir en sacrilegios, que muchas de ellas tienen que ver con el sexo.
Incluso en el sentido más amplio e imaginativo del término, para mí no existen pecados en el sexo...
En la cama, en cambio, sí que los hay. Algunos de ellos podrían elevarse a la categoría de 'capitales' e incurrir en ellos bien merecería la condena al fuego eterno.